Mes: diciembre 2015

Nombre del autor:  Antonio Manzanera

Sinopsis: El libro se desarrolla en los momentos más cruciales de la guerra fría,en 1955, cuando el servicio de inteligencia inglés, el M16, convoca a un historiador que conoce a la perfección el final del nazismo, y a un agente de la CIA, para que investiguen el asesinato del Heinrich Müller, el antiguo jefe de la Gestapo, que  acababa de entregarse al propio M16. Cuando ya todo estaba perdido, en los últimos días de Tercer Reich, el jefe de la Gestapo  negoció con los rusos su seguridad a cambio de información, pero con el paso de los años, no se sabe porqué, aparece en la Alemania Federal buscando protección nuevamente, a cambio de delatar a agentes dobles vendidos a los soviéticos. Y no sólo eso, además ese hombre esconde un secreto sobre los últimos momentos de Hitler y sus más allegados en el Búnker de la Cancillería. Sin embargo, para las agencias no importan tanto el asesinato como demostrar qué organización está más limpia. Las investigaciones llevarán a sendas inimaginables. 

A favor: En primer lugar, en esta novela hay que reseñar la enorme documentación que arrastra tras de sí, un trabajo increíblemente interesante. Me ha gustado mucho lo rápido que se suceden los acontecimientos y es curioso un final que amenaza con dejarte a medias y termina por resolverse inmejorablemente. La historia en sí a atrae por el misterio que siempre ha rodeado  la muerte de Hitler,  la desaparición de su cadáver, y el hecho de que nada más acabar la Guerra, rusos y aliados se distanciaron peligrosamente, lo que permitió el oscurantismo y las dificultades de una investigación global. Y en el fondo, esta novela lo que nos pone delante de los ojos es el mundo paralelo de mentiras e intereses que se mueve a nuestro alrededor sin que seamos conscientes de donde se sitúan los límites de la honestidad, asesinos que no fueron juzgados por crímenes de guerra porque valía más lo que sabían que sus horrenda acciones. 

En contra: En el caso de este relato tengo muy claro el pero que le pongo, falta alma. Y qué quiero decir con esto, pues ni más ni menos que la balanza entre la información y la ficción está muy descompensada. En algunos momentos parece más un libro de  historia que una novela, aunque el buen hacer literario del autor salva la situación. Falta llenar de vida los hechos que ocurren realmente en el relato, fortalecerlos con acción y dar tensión a las situaciones.